Imaginó su castillo en lo más alto de la montaña, en un
lugar privilegiado para poder contemplar
el paisaje desde donde nadie, nadie, pudiera acceder. Decidió construir unos
grandes ventanales, para que siempre pudiera bañarle la luz del sol, y una
cúpula en el techo que casi pudiera tocar el cielo.
Quiso edificar su casa junto a la roca, para hacer del
paisaje una parte más de su estrambótica vivienda. Quiso construir un camino
que le guiara hasta su hogar sólo a él, solamente a él, impidiendo el acceso a cualquier
inaceptable intruso.
Quiso ser diferente, especial, arriesgado, loco, extravagante,
políticamente incorrecto… Esto fue lo que se le ocurrió.
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