La princesa clava impaciente sus esperanzas sobre el papel, como si quisiera hacerlas realidad a la vez que las escribe, como si dibujar palabras sirviera para transformar automáticamente los sueños en realidades. Pero no consigue darles forma.
De repente, la princesa
tiene prisa. Desespera ante la posibilidad de no ser capaz de construir sus
ilusiones. La niña paciente, amante del silencio, la niña tímida de sonrojadas
mejillas que siempre tuvo tiempo para saborear los pequeños momentos de paz, ahora
parece querer terminar pronto. ¿Terminar qué?
La primera carta que
escribió a su madre, la primera página de esta historia recogía los miedos de
la princesa. Escríbelo, le dijo su madre cuando ella le contó que no podía
dormir, escríbelo. Y así lo hizo. El cuento de La princesa nació para llenar
las páginas de inseguridades.
Si ahora la princesa no
es capaz de articular palabra es porque ha construido una historia en la que se
viste envuelta de felicidad, en la que rápidamente ha dibujado un final feliz
al que le gustaría llegar. No parece tener dudas que le hagan meditar. Pero su
historia, aunque ha empezado a tomar forma sobre el papel, aún no ha comenzado.
Necesita vivirla.
Y para la reina, su
madre, no es necesario leer estas líneas para saber que su princesa todavía
sigue siendo una niña. Que juega a construir su casa en un castillo. Que sonríe
al idear historias maléficas que toman forma detrás de sus paredes. Pero la
reina sabe también que la princesa es fuerte y que sólo necesita coger papel y boli
para desarmar sus miedos, porque ella siempre estará detrás para responder a
sus gritos silenciosos con una nueva carta que siga recordándole que los
sueños, si se desean, pueden hacerse realidad.
Eva
Pero quien eres?? eva o evina???
ResponderEliminarmuy bonito. Enhorabuena.
Sí, soy Evina!!
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