La princesa XXXVIII: Tu vientre
El
caminar se hace más y más seguro
mientras crece la semilla del amor. Un hermoso día…
La princesa ha crecido entre mis
brazos, entre mis llantos, con mis susurros, entre mis labios y con mis
palabras. Mi princesa ya es mayor y entre su vientre nace un pequeño ser, que
yo adoro antes de conocerlo. Cuídalo antes de que nazca y después hasta que se
marche. Ese es el tiempo de una madre, un amor infinito y un tiempo limitado. Ése
es mi tiempo, el que ha he hecho crecer en tus entrañas otro amor que también
para ti, será infinito.
Quisiera ponerte frente a
frente, y acercarme a ti para sentir tu vientre
desnudo, pleno de deseos y de
vida.
Viajaré hasta tu vientre, lo
llenaré de besos, pero cuando éste reviente y la niña sea tuya, te dejaré
princesa que tú la cuides, la mimes y
comiences tu andadura como madre. Yo he terminado mis relatos, ahora hazlos
tuyos, crea tus cuentos con tu pequeña, para que crezca sana, que escuche tus
labios de oboe, pero también llenos de palabras. Los sonidos se agolpan en tu
cuerpo, cógelos, tócalos y llora con tu niña el nacimiento, como hice yo, que
tus lágrimas lleguen a tu pecho, para que
saboree el amor infinito de una madre.
Te deseo lo mejor en ese trance,
que no te duerman en su nacimiento, recrea el dolor del parto con el deseo de
amar y muéstrame tu pequeña princesita cuando yo llegue.
Adiós para siempre princesa, que el tiempo sea
tuyo.
Te quiere tu madre, que pronto
será la abuela.
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