Reír y llorar al unísono
como cuando leo tus escritos, ¡me emocionan tanto! Quisiera siempre guardar
algún secreto, para que siempre te sorprenda, para que nunca te canses de mis
bromas o fantasías, para que dudes si soy o no soy una madre al uso.
Te llenaré
de besos y caricias, todos aquellos abrazos que no te di por querer ser una
madre de libro y así fue como en tantas ocasiones el tiempo me brindó una hija
secretaria, que ordenaba mis cosas, me las clasificaba y hasta me las reprendía.
Pero veo, princesa que tu también quieres salir de ese libro escrito en el que
educan a los niños-libros.