sábado, 12 de enero de 2013

La niña que tenía un nido en la cabeza


Cuento escrito por Pilar Bayón. Ilustraciones: Samuel Garrido 

Esta niña era muy rebelde y nunca le gustaba que le tocaran el pelo, ni le gustaba que le peinara ni su mamá, ni su papá. A veces se dejaba peinar por su tía, que era una vieja cascarrabias con el pelo tan alborotado como ella. Pero era muy delicada peinándola y, mientras lo hacía, siempre le contaba un cuento; de tal forma que Julia sólo se dejaba peinar por su tía Pilar.  




Un verano Julia se fue con sus papás de camping y, mientras dormía, muchas noches,  sacaba su cabecita de la tienda para ver la luna. Su pelo era tan  largo, tan rizado y tan hermoso, diría yo… que un búho se fijó en sus rizos. 
Cada noche el búho con mucha delicadeza iba cogiendo palitos y más palitos que posaba en su cabeza, hasta que una noche estrellada que Julia dormía profundamente, el búho terminó de construir su nido. Como estaban de vacaciones y la tía de Julia no estaba con ellos en el camping, Julia se peinaba cada día menos, hasta que un día su papá al lavarle la cabeza en el río vio unas pequeñas pajitas, que quitó sin más. Pero el búho no dejó de visitarla cada noche, porque se había enamorado de aquellos rizos tan frondosos, y posaba en sus cabellos dorados palitos y más palitos. 

 Unos días más tarde, en la luna llena de agosto, la más hermosa del año, el búho puso un pequeño huevo en su nido y Julia se despertó aquella mañana con dolor de cabeza. Su mamá le dejó dormir un día, y otro y otro más, hasta que terminaron las vacaciones y volvieron a casa.

Su tía Pilar la estaba esperando deseosa no sólo de besarla y abrazarla, sino también con ganas de acicalarla y colocar sus rizos ensortijados de la manera más bella, para que Julia fuera bien peinada a sus clases de danza. Mientras Pilar, con sus dedos, acariciaba el pelo de Julia, sus ojos quedaron atónitos al ver un pequeño huevo rosáceo en un nido que pendía de un lado de su cabeza. ¡Cuidado! Dijo espantada la Tía Pilar. Un nido en tu cabeza. ¡Alguien ha puesto un huevo!

Julia se removió como una lagartija, no sabía lo que su tía quería decir, mientras intentaba con sus manos buscar el nido en su cabeza.

-¡No , no lo toques! Si tocas un nido, la madre lo aborrece y no volverá jamás.

-¿Quién no volverá?, preguntó Julia.

-No sé exactamente, pero a los pájaros no les gustan que les toquen el nido. Y no sé qué pájaro ha podido poner un huevo en tu cabeza. Durante tus vacaciones alguien se ha enamorado de ti. Julia sonreía, le gustaban mucho los cuentos que su tía Pilar le contaba mientras la peinaba. 
 Con más esmero que otras veces, su tía hizo el moño de bailarina, en esta ocasión, más grande que nunca. Lo envolvió con su redecilla y Julia bailó y bailó con más entusiasmo que en la vida. 


Cuando volvió a casa, Julia estaba muy cansada y se acostó más pronto que otras noches. Soñó que mientras bailaba, un pájaro rondaba por su cabeza.
Un pequeño pico asomó por el centro del moño y con mucho cuidado un diminuto búho salió de su cabeza. ¡Vuela, vuela! gritó entre sueños.

Su mamá se acercó a su cama, la besó mientras dormía y susurró:

¡Pero, hija, que pájaros tienes en la cabeza! Mientras su papá, adormilado, recordó aquellas pajitas flotando en el río.

Pilar Bayón (Diciembre 2010)

1 comentario:

  1. El cuento es genial. Pero sabéis como es la cuenta cuentos?. Muchísimo más genial. Que placer que te cuenten un cuento!

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