domingo, 23 de febrero de 2014

La princesa XXXVI: El silencio de la Gran Manzana


¿Cómo Nueva York puede darte ese silencio?  Esa paz que tienes,  no es sólo fruto de tu estancia en la gran manzana, creo sentir en tus entrañas algo que me escondes, que esperas a dar un salto seguro, pero  intuyo que hay algo más en tu corazón.  Los rascacielos  te han hecho mirar hacia arriba y desde esa altura has mirado dentro de  ti y te encuentras tranquila y contenta. Pero hay  algo vivo,  que probablemente  aún no lo sepas y tu madre, como en otras ocasiones, se anticipa a tu destino.
 
Un lugar donde crecer, una nueva vida que te va traer muchas satisfacciones, tu reinado comienza a ser tuyo y yo quedaré escondida para seguir sorprendiéndote.


 
Como aquellos globos suspendidos en el cielo, quiero dejarte vivir, sin ataduras, sin el peso del reinado que dejas y así poder tirar de los hilos siempre que lo desees, pero el aire es tuyo, sólo te abrazaré cuando tú lo desees.

jueves, 6 de febrero de 2014

Literatura de SMS

Volverán las naranjas, una novela de Xisela López escrita a partir de mensajes de texto.
No importa tanto el qué si no el cómo, no sorprende el argumento sino la forma de contarlo. Esta publicista, famosa por sus conocidos eslóganes en los anuncios de televisión, acaba de publicar su primera novela escrita a base de mensajes de texto. 

La frase, el mensaje, el ya, el ahora. Nos preguntamos si hay una nueva forma de hacer literatura en estos tiempos donde la velocidad en nuestra forma de vida cada vez nos hace más difícil dedicar largos ratos a leer. ¿Qué nuevos formatos surgirán a partir de ahora?


domingo, 2 de febrero de 2014

La princesa XXXV: Sin miedo a jugar

Descanso en una terraza de la gran ciudad, saboreo un café riquísimo con olor a canela que me recuerda a las tardes de frío que pasábamos en casa, frente a la lumbre, los días de Navidad. Me relajo y pienso cuán lejos queda ahora mi vida, mis recuerdos, mi gente. Cierro los ojos y evoco el olor a leña quemada, aromas a lavanda en tus armarios y rosas recién cortadas en tus jarrones. Abro los oídos y escucho el silencio, el cantar de algún grillo a lo lejos, pero sobre todo el silencio.


Por fin Nueva York me deja tiempo para pararme a respirar.
Y afloran los recuerdos de mi infancia, que con tanto mimo guardo entre las telas de mi niñez. Resurgen los sabores, los sonidos, los olores que tan difícil se me hacen encontrar aquí, y a los que intento, incansablemente, buscarles cara entre las caras de la gente que pasea anónima, indiferente, por las aceras.