domingo, 30 de marzo de 2014

La princesa XXXVIII: Tu vientre


El caminar se hace más y  más seguro mientras crece la semilla del amor. Un hermoso día… 

La princesa ha crecido entre mis brazos, entre mis llantos, con mis susurros, entre mis labios y con mis palabras. Mi princesa ya  es mayor  y entre su vientre nace un pequeño ser, que yo adoro antes de conocerlo. Cuídalo antes de que nazca y después hasta que se marche. Ese es el tiempo de una madre, un amor infinito y un tiempo limitado. Ése es mi tiempo, el que ha he hecho crecer en tus entrañas otro amor que también para ti, será infinito. 

Quisiera ponerte frente a frente, y acercarme a ti para sentir tu vientre  desnudo,  pleno de deseos y de vida.

Viajaré hasta tu vientre, lo llenaré de besos, pero cuando éste reviente y la niña sea tuya, te dejaré princesa que tú la cuides, la  mimes y comiences tu andadura como madre. Yo he terminado mis relatos, ahora hazlos tuyos, crea tus cuentos con tu pequeña, para que crezca sana, que escuche tus labios de oboe, pero también llenos de palabras. Los sonidos se agolpan en tu cuerpo, cógelos, tócalos y llora con tu niña el nacimiento, como hice yo, que tus lágrimas lleguen a tu pecho, para que  saboree el amor infinito de una madre.

Te deseo lo mejor en ese trance, que no te duerman en su nacimiento, recrea el dolor del parto con el deseo de amar y muéstrame tu pequeña princesita cuando yo llegue.

Adiós  para siempre princesa, que el tiempo sea tuyo.

Te quiere tu madre, que pronto será la abuela.

domingo, 16 de marzo de 2014

La princesa XXXVII: Latidos



Las princesas son princesas hasta que dejan de serlo. Entonces descubren que su reinado no ha hecho más que empezar, que sus coronas no pesan, sus extravagancias no importan, sus caprichos no le pertenecen y sus sueños comienzan a mirar mucho más allá. Las princesas son princesas hasta que dejan de pensar en sí mismas.

He esperado el momento, mamá, para poder decírtelo, he querido asegurarme de hacerte llegar yo misma esta increíble noticia; pero veo que tus dotes de bruja viajan tan rápido y tan lejos que, intuyo, has vuelto a descubrirme. Pero ahora sí, puedo confirmarte que estoy embarazada.


Crece dentro de mí una niña, una pequeña cosita cuyo corazón late tan rápido que no consigue más que asustarme. Se cría en mi vientre una niña que, día a día, agranda mi piel, aumenta mi cuerpo y me invita a pensar que ya no soy una: somos dos. La princesa va a ser madre, aunque no termine de creerlo del todo.

Esto quiere decir, mamá, que vas a ser abuela.