Las coronas son para quien las necesita. Los rangos, lejos de delimitar nuestros derechos, no sirven más que para recordarnos nuestras obligaciones. Ahora que ya lo sabe, la princesa siente el alivio de no tener que cargar con semejante peso sobre su cabeza.
Ella quiere ser una princesa de esas que pueden
bajarse de su trono cuando les plazca para esconderse entre la muchedumbre y
desaparecer, de las que no tienen que rendir cuentas ante nadie porque no
tienen ante quién... Ella quiere ser una
princesa de pacotilla.