Teresa es una mujer moderna y madura , no está licenciada ni diplomada, es una trabajadora más, como tantas mujeres en el mundo. Tiene una vida pasada muy sufrida, y sin embargo su carácter es dulce y tranquilo, su afabilidad y su sonrisa transmiten serenidad y alegría, por eso la quieren , la valoran y respetan en el centro juvenil donde presta sus servicios desinteresadamente, “Centro Juventud y Futuro".
Vive sola y su tiempo libre lo dedica a colaborar
en la reinserción de jovencitas a la sociedad, y a temas tan importantes como
asesorar a las chicas jóvenes a mantener
una sexualidad sana sin futuras repercusiones
y evitar que cometan errores que les
haga llegar a ciertas determinaciones que les dejen secuelas para toda la vida.
Hoy es 12 de
agosto, Día Internacional de la Juventud, y a Teresa le han encomendado las alumnas del C. J.F. que diga unas palabritas o cuente alguna anécdota con motivo de éste evento. Teresa ha estado
toda la noche sin pegar ojo, sólo hacía que pensar en lo que diría hoy, y
cuando al fin concilia el sueño el despertador hace ¡ Rínnggg !……..y la
sobresalta.
No había logrado
pensar, ni escribir, ni tan siquiera
hilar una frase, son las diez de la mañana Teresa se encamina hacia el Centro. Aunque es verano , Teresa va temblando, el chasquido de sus dedos se oye al
unísono con el de sus tacones , totalmente bloqueada sólo desea que se acabe este entuerto cuanto antes. Es la primera vez
que va a hablar en público. Un público que ve a diario, pero pensar que todas
estarán pendientes de sus gestos y de
sus palabras la pone frenética.
Son las diez y
media y Teresa sube al estrado, muy nerviosa y pálida , se sujetó al atril e intentó
disimular el estado en el que se encontraba. Iba a comenzar a chacharear un
montón de frases inconexas, cuando de pronto desechó todas las ideas que le
asaltaban y decidió contar una historia real, tan real como que era la suya
propia.
Decidió dar comienzo como las tardes de los
jueves, inició su historia como la confesión
de una de las chicas una tarde cualquiera de jueves, sólo que es viernes y por
la mañana; inició una sesión de
terapia como si se confesara al
terapeuta.
_ ¡
Buenos Días !….”.Me llamo Teresa García Fernández “.
_ Esta
mañana me he asomado al espejo, pero no para mirarme….¡ no! , me he recreado en
mi propio rostro y he observado las huellas que va dejando la pérdida de mi
juventud. He visto mi cara mate, grietas alrededor de mis ojos, junto a unas
ojeras verdinegras. En una palabra he perdido mi esplendor.¡ No me reconocí… !,
¡ no daba crédito……. !, he visto a una señora madura que se parece bastante a
mi madre.¡ Sin brillo en el rostro!,¡ he perdido la tersura de mi piel y no lo
había visto hasta hoy !. ¡Dios mío….!, ¿en qué momento dejé de ser joven? Y a
veces me pregunto, ¿he sido joven alguna vez?
_Hace
ya……algunos días yo gozaba de diez y tantos años, era muy joven
evidentemente y bastante resultona , los chicos me cortejaban y yo me sentía halagada,
me encantaba sentirme admirada por los chicos mayores que yo.
_No
recuerdo como empezó , pero lo cierto es que me vi envuelta en una relación con
un chico que no recuerdo si lo amaba, pero tampoco me disgustaba su compañía.
Los lugareños muy pronto nos catalogaron de “novios” y al principio resultaba
divertido, luego no lo fue tanto. En las tardes aburridas de invierno nos reuníamos varios amigos y
amigas y jugábamos al parchís, la oca,
etc…..,hasta que a uno de ellos propuso jugar a la cerilla ,jamás había jugado
a ese juego, es más ni lo conocía, era
un juego peligroso, era una encerrona,
pero yo no me di cuenta hasta que me encontré con una cerilla apagada entre mis
dedos. Efectivamente al que se le apagaba la cerilla tenía que cumplir el deseo
de todos ellos. El tributo era que cada perdedora perdería su virginidad con su
pareja. Esas eran las reglas del juego y había que acatarlas.
_Me negué y
seguí negándome……hasta que empezó el chantaje emocional, ¡ tú no me quieres!, ¡ tú te estás reservando para
otro!, etc….y así constantemente. Un poco cansada de tanta insistencia y por el
poder que consiguió sobre mí. Mientras más me chantajeaba , más pequeña me
sentía yo, más la influencia de “amigas” que ya habían
pagado el tributo. Accedí.
_Allí dio
comienzo la destrucción de mi juventud, allí se inició un cambio en mi vida que
ya nunca volvería a ser yo. Un día fui al médico y éste me comunicó que estaba
embarazada…¡como!,¡ embarazada ! ,¡ imposible!, ¡ yo no quería ¡, ¡ esos no
eran mis planes de futuro!, ¡sólo tengo 16 años!,¡ Dios mío!…..¿ qué he hecho
con mi vida?, ¿Por qué habéis jugado conmigo?.......Sí…sí ,¡ les culpaba a
ellos!, a los de las cerillas y me culpaba yo , ¡ por inocente, por estúpida!.
Les odié durante mucho tiempo, porque con sus jueguecitos estúpidos me habían
robado mi adolescencia.
_Mi vida se
paró y mi juventud sufrió un revés, en vez de disfrutarla y vivirla felizmente
con mis amigas y conocidos. Bueno,( descubrí que no tenía amigas) al poco de
estallar la noticia de mi embarazo, mis amigas huyeron de mi como si tuviera la
lepra. Pasé mi embarazo y , ¡porque no!, parte de mi adolescencia sola, rodeada
de personas mayores y de sus sabios consejos. Será por eso que mis amigas son
muy pocas, no quería, ni quiero sentir la soledad que me provocó el abandono de
las niñas que habían crecido conmigo , que éramos inseparables y que tanto habíamos jugado juntas. También las
odié, también las consideré ladronas de mi juventud. Sencillamente con no
haberme dado la espalda hubiesen
contribuido a que yo pasara un embarazo y una juventud medianamente divertida.
Tuve que madurar muy deprisa, tanto…..que a los pocos meses estaba cambiando pañales y dando biberones a un niño precioso y soportando noches terribles de llanto. Era mi hijo, y lo será para siempre,¡ y yo lo adoraba y lo adoro!, él no es culpable de todo lo que me dejé en el camino. ¡ Nadie le preguntó si quería venir a este mundo !, por eso evitaba que se enterara de que era un hijo no” previsto”, nadie contaba con su aparición, al menos tan pronto. No quería que mi hijo se sintiese culpable de mi desgracia, ni se sintiera un hijo no deseado.
_Por eso
queridas mías no privaros de la juventud, poned medios y
procurad ser madres cuando ustedes mismas lo decidáis. Han pasado muchos años
de todo aquello y hoy veo y siento que la juventud no es un estado en tu ciclo
vital, es más bien un estado del espíritu.
_Juan Pablo
II decía: Un joven sin alegría y sin esperanza no es un joven auténtico, sino
un hombre envejecido antes de tiempo. Bonita frase, pero hay quienes nacen viejos y otros por viejos que sean, mueren jóvenes de
espíritu . Yo me sentí envejecida en plena juventud y es porque no tenía
alegría ni esperanza, y mucho menos futuro.
_ Hoy tengo
medio siglo y en mi interior me siento joven, no puedo hacer o deshacer cosas como
cuando tenía 18 años, sobre todo porque las fuerzas ya no me acompañan tampoco . A mis cincuenta
años, como es normal tengo mis arrugas, mis pecas, mis achaques, etc……. No he
podido disfrutar de mi adolescencia cuando correspondía pero he logrado alcanzar
una madurez-adolescente. Por cierto, no tardé mucho en perdonar a los supuestos
“amigos” y “amigas”,( pero no he olvidado, y jamás he tenido relación con
ellas), porque en realidad sólo había una culpable y…..¡ soy YO !
_Así que no
me aplaudáis ni me admiréis, porque no soy un buen ejemplo, no debo ni me
atrevo a aconsejaros que hacer con vuestras vidas, puesto que mi vida no supe
diversificarla . Tuve la ocasión de haber dicho….¡NO!, y haber continuado con mis estudios , mis
amigas, mis salidas y entradas y todo aquello de lo que puede disfrutar
sanamente la JUVENTUD.
Todas las
chicas prestaban mucha atención a la
confesión de esta señora que amablemente las atendía y las escuchaba cada día,
por eso estaban estupefactas mientras escuchaban el relato. No podían imaginar
que aquella agradable señora hubiese tenido una juventud interrumpida por la
maternidad, que tuviera una historia tan
triste de su adolescencia y de soledad
interior tan fuerte a sus espaldas.
Y tal como
Teresa pidió, nadie se atrevió a aplaudir, una chica de 17 años, madre soltera
se secó las lagrimas, se levantó y le arrojó una flor.
Ángeles Mota
Sierra
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