jueves, 22 de enero de 2015

La juventud

Son las 7 y 30 de la mañana , Teresa abrió los ojos y brincó de la cama sobresaltada  a causa del timbre desabrido y atronador del despertador.

Teresa es una mujer moderna y madura , no está licenciada ni diplomada, es una trabajadora más, como tantas mujeres en el mundo.  Tiene una vida pasada  muy sufrida, y sin embargo su carácter es dulce y tranquilo, su afabilidad y su sonrisa transmiten serenidad y alegría, por eso la quieren , la valoran y respetan en el centro juvenil donde presta sus servicios desinteresadamente,  “Centro Juventud y Futuro".
Vive sola y su tiempo libre lo dedica a colaborar en la reinserción de jovencitas a la sociedad, y a temas tan importantes como asesorar a las chicas jóvenes  a mantener una sexualidad sana  sin futuras repercusiones y evitar que cometan errores  que les haga llegar a ciertas determinaciones que les dejen secuelas para toda la vida. 

Hoy es 12 de agosto, Día Internacional de la Juventud, y a Teresa le han encomendado las alumnas del C. J.F. que diga unas palabritas o cuente alguna anécdota  con motivo de éste evento. Teresa ha estado toda la noche sin pegar ojo, sólo hacía que pensar en lo que diría hoy, y cuando al fin concilia el sueño el despertador hace ¡ Rínnggg !……..y la sobresalta.
No había logrado pensar, ni  escribir, ni tan siquiera hilar una frase, son las diez de la mañana Teresa se encamina  hacia el Centro.  Aunque es  verano , Teresa va  temblando, el chasquido de sus dedos se oye al unísono con el de sus tacones , totalmente bloqueada  sólo desea que se acabe  este entuerto cuanto antes. Es la primera vez que va a hablar en público. Un público que ve a diario, pero pensar que todas estarán pendientes de sus gestos y  de sus palabras la pone frenética.
Son las diez y media y Teresa sube al estrado, muy nerviosa  y  pálida , se sujetó al atril e intentó disimular el estado en el que se encontraba. Iba a comenzar a chacharear un montón de frases inconexas, cuando de pronto desechó todas las ideas que le asaltaban y decidió contar una historia real, tan real como que era la suya propia.
Decidió dar comienzo como las tardes de los jueves, inició su historia como la  confesión de una de las chicas una tarde cualquiera de jueves, sólo que es viernes y por la mañana; inició una sesión  de terapia  como si se confesara al terapeuta.
_ ¡ Buenos  Días !….”.Me llamo Teresa  García  Fernández “.
_ Esta mañana me he asomado al espejo, pero no para mirarme….¡ no! , me he recreado en mi propio rostro y he observado las huellas que va dejando la pérdida de mi juventud. He visto mi cara mate, grietas alrededor de mis ojos, junto a unas ojeras verdinegras. En una palabra he perdido mi esplendor.¡ No me reconocí… !, ¡ no daba crédito……. !, he visto a una señora madura que se parece bastante a mi madre.¡ Sin brillo en el rostro!,¡ he perdido la tersura de mi piel y no lo había visto hasta hoy !. ¡Dios mío….!, ¿en qué momento dejé de ser joven? Y a veces me pregunto, ¿he sido joven alguna vez?
_Hace ya……algunos días yo gozaba de diez y tantos años, era  muy  joven evidentemente y bastante resultona , los chicos me cortejaban y yo me sentía halagada, me encantaba sentirme admirada por los chicos mayores que yo.
_No recuerdo como empezó , pero lo cierto es que me vi envuelta en una relación con un chico que no recuerdo si lo amaba, pero tampoco me disgustaba su compañía. Los lugareños muy pronto nos catalogaron de “novios” y al principio resultaba divertido, luego no lo fue tanto. En las tardes aburridas  de invierno nos reuníamos varios amigos y amigas y  jugábamos al parchís, la oca, etc…..,hasta que a uno de ellos propuso jugar a la cerilla ,jamás había jugado a ese juego, es más ni lo conocía,  era un juego peligroso, era una  encerrona, pero yo no me di cuenta hasta que me encontré con una cerilla apagada entre mis dedos. Efectivamente al que se le apagaba la cerilla tenía que cumplir el deseo de todos ellos. El tributo era que cada perdedora perdería su virginidad con su pareja. Esas eran las reglas del juego y había que acatarlas.
_Me negué y seguí negándome……hasta que empezó el chantaje emocional, ¡ tú  no me quieres!, ¡ tú te estás reservando para otro!, etc….y así constantemente. Un poco cansada de tanta insistencia y por el poder que consiguió sobre mí. Mientras más me chantajeaba , más pequeña me sentía  yo,  más la influencia de “amigas” que ya habían pagado el tributo. Accedí.
_Allí dio comienzo la destrucción de mi juventud, allí se inició un cambio en mi vida que ya nunca volvería a ser yo. Un día fui al médico y éste me comunicó que estaba embarazada…¡como!,¡ embarazada ! ,¡ imposible!, ¡ yo no quería ¡, ¡ esos no eran mis planes de futuro!, ¡sólo tengo 16 años!,¡ Dios mío!…..¿ qué he hecho con mi vida?, ¿Por qué habéis jugado conmigo?.......Sí…sí ,¡ les culpaba a ellos!, a los de las cerillas y me culpaba yo , ¡ por inocente, por estúpida!. Les odié durante mucho tiempo, porque con sus jueguecitos estúpidos me habían robado mi adolescencia.
_Mi vida se paró y mi juventud sufrió un revés, en vez de disfrutarla y vivirla felizmente con mis amigas y conocidos. Bueno,( descubrí que no tenía amigas) al poco de estallar la noticia de mi embarazo, mis amigas huyeron de mi como si tuviera la lepra. Pasé mi embarazo y , ¡porque no!, parte de mi adolescencia sola, rodeada de personas mayores y de sus sabios consejos. Será por eso que mis amigas son muy pocas, no quería, ni quiero sentir la soledad que me provocó el abandono de las  niñas que habían crecido conmigo ,  que éramos inseparables y que  tanto habíamos jugado juntas. También las odié, también las consideré ladronas de mi juventud. Sencillamente con no haberme dado la espalda  hubiesen contribuido a que yo pasara un embarazo y una juventud medianamente divertida.

Tuve que madurar muy deprisa, tanto…..que a los pocos meses estaba cambiando pañales y dando biberones a un niño precioso y soportando noches terribles de llanto. Era mi hijo,  y lo será para siempre,¡ y yo lo adoraba y lo adoro!, él no es culpable de todo lo que me dejé en el camino. ¡ Nadie le preguntó si quería venir a este mundo !, por eso  evitaba que se enterara de que era un hijo no” previsto”, nadie contaba con su aparición, al menos tan pronto. No quería que mi hijo se sintiese culpable de mi desgracia, ni se sintiera un hijo no deseado.
_Por eso queridas  mías  no privaros de la juventud, poned medios y procurad ser madres cuando ustedes mismas lo decidáis. Han pasado muchos años de todo aquello y hoy veo y siento que la juventud no es un estado en tu ciclo vital, es más bien un estado del espíritu.
_Juan Pablo II decía: Un joven sin alegría y sin esperanza no es un joven auténtico, sino un hombre envejecido antes de tiempo. Bonita frase, pero hay quienes  nacen viejos  y otros por viejos que sean, mueren jóvenes de espíritu . Yo me sentí envejecida en plena juventud y es porque no tenía alegría ni esperanza, y mucho menos futuro.
_ Hoy tengo medio siglo y en mi interior me siento  joven, no puedo hacer o deshacer cosas como cuando tenía 18 años, sobre todo porque las fuerzas ya  no me acompañan tampoco . A mis cincuenta años, como es normal tengo mis arrugas, mis pecas, mis achaques, etc……. No he podido disfrutar de mi adolescencia  cuando correspondía pero he logrado alcanzar una madurez-adolescente. Por cierto, no tardé mucho en perdonar a los supuestos “amigos” y “amigas”,( pero no he olvidado, y jamás he tenido relación con ellas), porque en realidad sólo había una culpable y…..¡ soy YO !
_Así que no me aplaudáis ni me admiréis, porque no soy un buen ejemplo, no debo ni me atrevo a aconsejaros que hacer con vuestras vidas, puesto que mi vida no supe diversificarla . Tuve la ocasión de haber dicho….¡NO!,  y haber continuado con mis estudios , mis amigas, mis salidas y entradas y todo aquello de lo que puede disfrutar sanamente la JUVENTUD.
Todas las chicas prestaban  mucha atención a la confesión de esta señora que amablemente las atendía y las escuchaba cada día, por eso estaban estupefactas mientras escuchaban el relato. No podían imaginar que aquella agradable señora hubiese tenido una juventud interrumpida por la maternidad,  que tuviera una historia tan triste de su adolescencia y  de soledad interior tan fuerte a sus espaldas.
Y tal como Teresa pidió, nadie se atrevió a aplaudir, una chica de 17 años, madre soltera se secó las lagrimas, se levantó y le arrojó una flor.

Ángeles  Mota  Sierra

  


   






    



         


 


  





   













    



         


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