sábado, 25 de mayo de 2013

La princesa XX: Con la música a otra parte



Pero qué inocentes se creen la princesas, tan bellas y juguetonas creen poder descifrar cada instante  su aventura. Pues tengo que decirte que no es así, ahora has encontrado la partitura, la has tocado frente al amante muerto descuartizado en tus dependencias, pero eso no es todo. 

Esa partitura exige ser tocada en compañía, tu sola no la puedes descifrar y en esta ocasión tu querida reina no te podrá ayudar, no sabe leer música.

Esos sonidos del castillo te confunden y distorsionan tu deseada  realidad, vete con la música a otra parte y ajena a palacio te sonará discordante. Descifra sus sonidos en un largo viaje y allí en la lejanía tus labios llorarán la ausencia y el oboe cansado de sonar te brindará ecos hilarantes. Además tu palacio está cerca del mar y cualquier ola puede confundirte, a veces también le rodean  petardos; debes pues, insonorizar al muerto por si acaso despierta.

Y entre sus brazos, la princesa recién nacida escuchaba su propia partitura. Aquel amigo de sus padres regaló a la niña una bella canción que transparentaba un dulce futuro. Era de noche, la fiesta de despedida de los amigos brasileños, mientras su madre la tenía en brazos dormida, la princesa despertó al escuchar los sonidos de la guitarra. A su madre le temblaron los brazos. Y ella ocultó la partitura de camino hasta su casa, para  entregársela a la princesa cuando cumpliera 15 años, un poco antes de ser nombrada princesa. 
 

Durante muchos años la princesa estuvo buscando un guitarrista para que interpretara aquella partitura que le había sido donada  al nacer, por un desconocido brasileño.

Viajaste a los sonidos de África que envolvieron tu ser y tu vida durante tiempo, esos sonidos quedaron en tu corazón, como tantos otros. Sus danzas, el taxi que te transportaba, el sonido de pelar los plátanos para comer… Un arpa rasgada con tus dedos envejeció en el mueble carcomida por los gusanos africanos. ¡Cuidado mi princesa, escucha esos nuevos bichos diminutos que carcomen la piel del arpa!

Una caja de música escondida en un pequeño tiovivo de madera, una lata de colores con manecilla ronroneaba en tus oídos cada vez que girabas tu mano, una diminuta cajita de madera sonaba también entre tus dedos y aquel pajarito de cerámica y tantos otros sonidos acompañaron tu existencia y hasta aquel micrófono en el que radiabas historias mientras viajabas en el coche rompieron melodías.

Mi princesa acabas de encontrar una de las claves de tu vida, una partitura que esconde secretos de tu palacio. Pero esta última partitura ha de ser tocada a dos voces y todo lo que descubras en ella ya no podrá sonar en solitario, porque tu palacio está lleno de sonidos que piden ser escuchados.

Esta obra es larga, a veces con un tempo lento…¡Tócala sin miedo! ¡Tócala!

Mamá

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